A mediados de los 70 Raffi Minasian (por aquellos entonces un joven de familia bien) montaba por la soleada California a lomos del mítico Pegaso “Thrill”. Los Pegaso nunca fueron coches estáticos y aunque el “Thrill” nació como coche de salón, el bueno de Raffi lo usaba a diario y le sacaba los colores a cualquier post-muscle car que se le pusiera por delante. La familia Minasian poseía también dos motores z-102 completos (uno “normal” y otro con compresor) y un importante stock de piezas de recambio. Cuando Raffi heredó el “Thrill” lo restauró minuciosamente (los quehaceres diarios habían traído consigo varias tomas de aire de más y unos pilotos traseros de Seat 600…) y creyó que con el motor que le quedaba (el de compresor acabó en el Spider Le Mans) podría resucitar la célebre marca de deportivos construyendo su propia re interpretación de lo que sería un Pegaso a principios de los ochenta, un prototipo en base a sus propias ideas.

Sea como fuere Minasian se puso manos a la obra sin pedir permiso a nadie y sin contar con nadie salvo su amigo y colaborador (y gran Pegasista) Bill Miller saltandose a la torera derechos, marcas copirights…. Nacía el Pegaso of America, el New Pegaso. Recordemos que por aquellos tiempos Pegaso (ENASA) existía y fabricaba vehículos industriales a mansalva. El coche poco a poco fue tomado forma. Motor central, V8 biturbo (no Pegaso) de 5,7 litros y 500cv… El interior tomaba relojes originales Pegaso y se inundaba de una calidad y lujo impropios de un prototipo.

El exterior… Lo cierto es que los esfuerzos de Miller y Minasian por crear un auto exclusivo y original (y con reminiscencias Pegasistas) no fueron del todo valdíos a pesar de que recordaba al 512BB y la trasera pecaba de simple. El prototipo se acabó, no sin pocas dificultades sobre todo de homologación, y a día de hoy es plenamente operativo. Se imprimieron catalogos y se pensó en fabricarlo en pequeñas series, pero todo quedó ahí. En su día creó cierto repelús ver como una especie de Ferrari artesanal se jactase de ser el nuevo Pegaso, paradigma del perfeccionismo mecánico del automóvil.
Hoy con la perspectiva que da el paso de los años, el Pegusa ha quedado como un homenaje a aquellos coches que sorprendieron al mundo y no como la burla que todos pensaron que se perpetraba desde California. Los altos cargos de ENASA, para los que los deportivos Pegaso Z-102 y Z-103 eran tabú, pusieron cartas sobre el asunto y acabaron con las incipientes muestras de afecto a los pegasines. Lo del ENASA-Pegaso Z-103 Réplica con motor Rover merece una entrada a parte. Eso si que fue una burla.



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